La preocupación por la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad entre las empresas y una de las varias medidas posibles para preservar el medio ambiente es la reducción de la huella de carbono. En este artículo, comprenderá este importante concepto y qué hacer para adaptar los procesos de producción a las demandas de la sociedad sin renunciar a la eficiencia operativa. Échale un vistazo:
Básicamente, la huella de carbono es una medida del impacto ambiental causado por una determinada actividad o producto. Se expresa en toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) y tiene en cuenta la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos durante todo el ciclo de vida de un producto o servicio, desde la producción hasta la eliminación.
Para calcular la huella de carbono de una empresa, es necesario:
Algunas calculadoras en línea, como la del sitio Huella de carbono, puede proporcionar una estimación. Sin embargo, es esencial verificar la precisión e integridad de los datos recopilados y los cálculos realizados, identificando posibles lagunas o errores.
Con base en el resultado, es posible identificar oportunidades para reducir las emisiones de GEI y desarrollar un plan de acción para implementar las medidas identificadas.
La huella de carbono tiene impactos significativos en el medio ambiente, tales como:
Por otro lado, reducir la huella de carbono reduce estos riesgos y aún puede aportar varios beneficios a las empresas, como la reducción de los costos operativos y la mejora de la imagen de la marca ante la sociedad y los consumidores.
Hay varias medidas que las empresas pueden tomar para reducir su huella de carbono y ser más sostenibles. Algunas de ellas están relacionadas con los conceptos de ESG y economía circular. Estos son los principales:
Una de las principales fuentes de emisiones de GEI por parte de las empresas es el consumo de energía eléctrica generada a partir de combustibles fósiles. Para reducir su huella de carbono, las empresas pueden invertir en fuentes de energía renovables, como la solar, la eólica y la hidroeléctrica.
Además de reducir las emisiones de GEI, esta medida también genera otros beneficios: como la reducción de los costos de electricidad a largo plazo y la atracción de clientes, proveedores e inversores que valoran las prácticas sostenibles.
Otra forma de reducir el consumo de energía y, en consecuencia, las emisiones de GEI, es adoptar prácticas de eficiencia energética. Esto incluye, por ejemplo:
El transporte de bienes y personas es otra fuente importante de emisiones de carbono en las empresas. La reducción de estas emisiones se puede lograr mediante la promoción de la movilidad sostenible, que implica el uso de vehículos eléctricos y la valoración del transporte público, entre otras acciones.
Además, las empresas pueden invertir en tecnologías que mejoren la eficiencia del combustible de sus vehículos, como la adopción de neumáticos de baja resistencia, que ayudan a reducir el consumo de combustible.
El tratamiento de efluentes, cuando se realiza con productos adecuados, también puede ayudar a reducir la huella de carbono, ya que reduce la liberación de gases como el metano y el dióxido de carbono. Sin embargo, esto solo es posible mediante un enfoque holístico, que considere todos los procesos de la cadena de producción.
Las prácticas de reutilización del agua tienden a reducir el consumo de los recursos hídricos y son una alternativa sostenible y apropiada a la legislación nacional e internacional.
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