Las técnicas de floculación y flotación desempeñan un papel indispensable en las plantas de tratamiento, ya que ayudan a eliminar los contaminantes y a garantizar la calidad del agua, tanto para su uso en actividades industriales como para consumo humano.
En este artículo, verás cuáles son las similitudes y diferencias entre estos procesos, cómo se llevan a cabo y los tipos de sustancias que se aplican a cada uno de ellos. ¡Compruébalo!
La floculación es un proceso de tratamiento de agua que se lleva a cabo mediante la adición de agentes floculantes que aglutinan partículas finas suspendidas en el líquido. De esta forma, forman partículas más grandes llamadas escamas, que se depositan en el fondo del tanque de sedimentación o flotan en la superficie del agua, lo que facilita su eliminación.
La flotación, por otro lado, utiliza reactivos químicos para crear burbujas de aire, que se unen a los desechos y hacen que suban a la superficie del agua. Así, se forma una capa de espuma que se puede retirar con mayor facilidad.
La floculación y la flotación sirven para eliminar sustancias que no pueden separarse del agua mediante procesos de filtración convencionales. En el caso de la floculación, podemos mencionar residuos como:
Además de los ya mencionados, la flotación también permite la eliminación de:
Por esta razón, la floculación y la flotación se aplican en varios segmentos de la industria, tales como:
Los agentes floculantes más comunes son las sales de aluminio, hierro y polímeros. Uno de los principales ejemplos es el sulfato de aluminio, cuya fórmula química es Al2 (SO4) 3. Cuando se añade al agua junto con el óxido de calcio (CaO), forma una sustancia gelatinosa llamada hidróxido de aluminio (Al (OH) 3), a la que se adhieren las impurezas.
Otro agente floculante común es el cloruro férrico (FeCl3), que se usa en aguas más ácidas. Los polímeros, como la poliacrilamida y el quitosano, se utilizan con frecuencia para hacer que el proceso sea más eficiente y rápido.
Los reactivos flotantes más comunes son el aceite de pino, el cresol y los alquilfenoles. Como ya hemos mencionado, se añaden al agua para crear burbujas de aire que se unen a las partículas suspendidas y hacen que suban a la superficie.
Además, se pueden agregar agentes coagulantes, como sulfato de aluminio y cloruro férrico, para ayudar en el proceso de flotación.
Una de las ventajas de la flotación es que se puede utilizar en aguas con una alta concentración de sólidos en suspensión y eliminar partículas incluso más pequeñas que en el proceso de floculación. Por otro lado, puede resultar más caro, ya que requiere el uso de equipos especiales, como tanques flotantes y sistemas de aire específicos.
La flotación se puede adaptar fácilmente a diferentes tipos de agua y niveles de tratamiento, y se divide en dos tipos:
En la flotación por aire disuelto, los reactivos de flotación se añaden al agua y el aire se disuelve en ella bajo presión. Luego, la mezcla se libera en una cámara flotante, donde se forma una nube de pequeñas burbujas que se adhieren a las partículas suspendidas y las llevan a la superficie, donde pueden eliminarse.
En la flotación por aire inducido, el aire se introduce en el agua a través de un sistema de agitación o turbulencia, creando burbujas de aire que se unen a las partículas suspendidas. Este método tiende a usarse en aplicaciones de menor escala, como el tratamiento de aguas residuales de laboratorios y pequeñas industrias
Debido a que es un trabajo altamente complejo, es necesario contar con un apoyo especializado para garantizar la máxima eficiencia, tanto en los procesos de floculación y flotación como en las demás etapas del tratamiento del agua.
También es esencial verificar que las prácticas del proveedor estén alineadas con las directrices de la norma ISO 9001, que dan fe de la aplicación de los estándares de calidad y seguridad más estrictos.
Para obtener más información sobre el tema, continúe con nosotros y vea los criterios esenciales para elegir una empresa de tratamiento de aguas industriales.