Si bien los servicios de distribución de agua y alcantarillado son requisitos básicos para brindar dignidad a los ciudadanos, e incluso son reconocidos por las Naciones Unidas (ONU) como derechos esenciales, todavía no llegan a muchos hogares en Brasil. Hay muchos desafíos para mejorar el sector de saneamiento básico en el país, pero estos pueden superarse con la participación de los gobiernos, la sociedad civil y las industrias.
Los beneficios de promover esta atención van más allá de mejorar la vida de las personas. Invertir en el tratamiento del agua y el alcantarillado ayuda a los municipios a:
¡Continúe leyendo el artículo para comprender cuáles son los desafíos para mejorar el sector de saneamiento básico brasileño y cómo las empresas y los gobiernos pueden ayudar a superarlos!
Según la 14ª edición del Ranking de Saneamiento, publicado por el Instituto Trata Brasil, hay casi 35 millones de personas que viven sin agua tratada y unos 100 millones sin aguas residuales en el país.
Aún así, según el estudio, solo el 50% de todas las aguas residuales generadas en la nación reciben un tratamiento adecuado. Para que te hagas una idea, los efluentes que no se tratan equivalen a 5.3 mil piscinas olímpicas de aguas residuales, que se vierten directamente a la naturaleza.
Este escenario provoca numerosos daños al medio ambiente, como:
Sin mencionar las diversas enfermedades que se propagan debido a la eliminación de aguas residuales no tratadas:
Pero, afortunadamente, hay maneras de transformar ese escenario. El primer paso es tomar conciencia de cuáles son nuestros principales desafíos para mejorar el sector de saneamiento básico en Brasil. ¡Compruébalo!
Sí, el tamaño de Brasil es uno de nuestros primeros desafíos para mejorar el sector de saneamiento básico. Su superficie terrestre es la quinta más grande del mundo con 8.514.876 km². Para que se haga una idea, hay muchos países con un tamaño comparable al de algunos de los estados brasileños, lo que dificulta la administración de este servicio, como:
A pesar de ello, una gran parte de la población brasileña se concentra en las grandes capitales. Como resultado, algunas partes del país tienen un índice demográfico más bajo. Roraima y Amazonas, por ejemplo, son los estados con el menor número de habitantes por kilómetro cuadrado.
Los grupos de población que viven más aislados, como los residentes ribereños y algunos pueblos indígenas, terminan teniendo más dificultades para acceder a los servicios básicos, como el saneamiento y el agua potable.
Los servicios básicos de saneamiento, como el suministro de agua adecuada y la recolección y el tratamiento de las aguas residuales, son esenciales para promover una vida digna para los ciudadanos. Además, como hemos visto, esta atención arroja buenos resultados para varios sectores de una ciudad o estado, lo que aporta más salud e incluso economía.
Sin embargo, la falta de reconocimiento del potencial de este servicio por parte de la administración pública o incluso la priorización de otras áreas significa que se destina poca inversión, lo que se convierte en un gran desafío para mejorar el sector de saneamiento básico en el país.
Finalmente, la falta de conciencia sobre el tema es otro desafío importante para mejorar el sector de saneamiento básico en Brasil. El hecho de que la población arroje la basura en lugares inadecuados, por ejemplo, a menudo obstruye las alcantarillas, lo que puede dificultar la recolección de aguas residuales en las ciudades.
La contaminación de los ríos es otro ejemplo de esta falta de conciencia. Según un informe publicado por la ONG SOS Mata Atlántica, la mayoría de estas fuentes de agua se encuentran en una situación frágil, lo que significa que están perdiendo su capacidad para abastecer a la población y mantener la vida acuática.
También según el estudio, solo el 6,5% de los 278 puntos de recolección de agua monitoreados en el país se clasificaron como de calidad.
Proteger las fuentes de agua y el medio ambiente es fundamental para mejorar este servicio básico en el país. Y en esta lucha, debe contar con la participación positiva de todos: la población, los gobiernos y las industrias.
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