¿Sabías que la gestión sostenible del agua es uno de los pilares de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas? La protección y la preservación del agua son extremadamente importantes para que más personas en todo el mundo puedan acceder a ella de manera segura y durante más tiempo.
Después de todo, el agua es un recurso amenazado en nuestro planeta. Desde 2012, las Naciones Unidas (ONU) han advertido sobre el potencial déficit hídrico del 40% que podríamos experimentar de aquí a 2030, si no se toman medidas económicas serias.
Además de ser indispensable para la vida humana y toda la biodiversidad, el agua sigue siendo la base de diversas actividades comerciales, industriales y agrícolas. Por lo tanto, no solo corresponde a la población ver su conservación como un deber, sino también en el compromiso de los gobiernos y las empresas.
Siga leyendo y obtenga más información sobre lo que se considera una gestión sostenible del agua, su importancia y cómo se puede aplicar en la práctica.
Entonces, ¿sabes lo que significa gestionar el agua de forma sostenible? Esto está relacionado con la adopción de medidas destinadas a proteger las fuentes de los recursos hídricos y sus ecosistemas, como los ríos, lagos y acuíferos.
La gestión sostenible de este insumo también tiene que ver con garantizar su disponibilidad de manera segura (libre de suciedad y toxicidad) y en cantidad para uso personal y las diversas actividades humanas que lo requieren. En resumen, la gestión sostenible del agua está vinculada a las acciones dirigidas a mantener su calidad, conservación y correcta distribución.
En esta lucha, Brasil desempeña un papel importante, ya que es una de las naciones con mayor concentración de recursos hídricos del mundo. A pesar de tener agua en abundancia, hay personas en el país que aún no tienen acceso regular a este insumo o consumen agua de baja calidad, lo que resulta en una serie de problemas para la población, incluida la salud pública.
Para que se hagan una idea, según los datos de la 14ª edición del Ranking de Saneamiento, publicado por el Instituto Trata Brasil, en asociación con GO Associados, hay casi 35 millones de brasileños que viven sin agua tratada y unos 100 millones sin acceso a la recolección de aguas residuales.
Como se mencionó anteriormente, la gestión sostenible del agua es esencial para usarla de manera eficiente, sin desperdicios, además de promover su distribución equitativa, ampliar el acceso entre todos los grupos socioeconómicos y, por supuesto, ayudar a proteger los ecosistemas que dependen de su preservación.
No es de extrañar que se diga que el agua es fuente de vida. Además de depender de ella para nuestra supervivencia física, su falta impacta directamente en la economía de una ciudad, afectando las actividades agrícolas, aumentando el precio de los alimentos y reduciendo el poder adquisitivo de las familias, por ejemplo.
La falta de alcantarillado y suministro de agua tratada sigue siendo:
Vale la pena señalar que el agua es un recurso finito y más escaso de lo que uno puede imaginar. Aunque algo más del 70% de la superficie terrestre está formada por agua, solo el 2,5% es dulce, es decir, apta para el consumo humano. Por eso es tan importante abordarlo de manera responsable.
Tratar los recursos hídricos de manera integrada es el primer paso para adoptar una gestión sostenible del agua, garantizando el suministro de la población y la preservación de la naturaleza. En este sentido, hay tres actividades fundamentales:
Gran parte del agua que se consume en las actividades humanas se transforma en aguas residuales, que concentran una cantidad importante de contaminantes y microorganismos perjudiciales para la salud y que pueden dañar los manantiales. Por lo tanto, es fundamental que se recoja y trate adecuadamente.
Sí, la basura también interfiere con la calidad y la conservación del agua. Si se desechan de forma incorrecta, pueden dañar las aguas subterráneas y superficiales con purines y otros contaminantes, lo que también afecta a la vida acuática.
Esta es una acción muy importante para evitar la sobrecarga de las alcantarillas. Además, el drenaje contribuye a reducir los impactos de la lluvia en el medio ambiente y de las enfermedades transmitidas por el agua.
Dentro de las empresas, invertir en una planta de tratamiento interna es una acción positiva para reducir la concentración de contaminantes en el agua y así reducir los impactos en la naturaleza. Contar con este apoyo también favorece la reutilización de esta función en algunas situaciones.